Uno de los grandes retos de la Europa unida ha sido siempre, además de cimentar las bases políticas y económicas, conseguir la cohesión social y la integración de las culturas que la conforman. Es indudable que el mejor ámbito para lograr este reto es el escolar. Por ello, se ha abierto el debate sobre si la implantación de un manual único de historia en las aulas europeas podría servir de instrumento para acelerar este proceso. Los expertos alegan argumentos contundentes a favor y en contra del proyecto.
Los partidarios de esta medida aducen que, a pesar de las dificultades que conlleva, un manual único de historia aceleraría este proceso de unidad porque ayudaría a los estudiantes europeos a subrayar los rasgos que los unen sobre aquellos que los separan. Se comprendería así que ser europeo significa asumir como propios los logros de personajes como Sócrates, Einstein, Copérnico, Newton o Voltaire. Por otra parte, el estudio de una historia común permitiría al alumno contrastar los hechos y conflictos históricos acaecidos en la nación europea a lo largo de los siglos desde una perspectiva más global, que trascienda la de su propia nación.
Tampoco faltan, sin embargo, detractores de esta iniciativa, que consideran tan loable como utópica. Así, por ejemplo, alcanzar un consenso sobre el perfil de personajes como Napoleón o Lenin, supondría un debate tan largo como infructuoso. Por otra parte, la búsqueda de la esencia europea conduciría al peligroso proceso de clasificar los símbolos y costumbres de las culturas europeas como más o menos auténticas, según se acerquen o alejen de lo que se acuerda como esencial.
Lo que definitivamente resulta positivo es fomentar el espíritu de consenso entre las comunidades académicas europeas para avanzar en enfoques educativos comunes y plurales, que sirvan para hacer real el motivo de la Unión Europea: “Unidos en la diversidad”. No obstante, con un solo manual de historia, ¿no se perdería la identidad de cada nación, de cada país miembro de la UE?
Les escribo con el fin de hacer ciertos comentarios sobre el artículo “La piratería en Internet, ¿una cuestión puramente ética?” publicado en el último número de su revista.
“Este tipo de piratería merece ser condenado. La descarga ilegal de películas no es ética, es peligrosa y ocasiona pérdidas millonarias.” Así termina este interesante artículo con el que estoy esencialmente de acuerdo. No obstante, me gustaría hacer un par de puntualizaciones respecto a estos tres aspectos mencionados.
La descarga de películas de Internet, tal y como han reflejado ustedes en el artículo, es ciertamente peligrosa, pues detrás del archivo que queremos descargar pueden esconderse multitud de virus o programas espía. También se dan casos en que nos topamos con desagradables sorpresas al abrir la película que tanto queríamos ver. Sin embargo, este peligro no me parece que sea tan terrible como lo pintan ustedes. Existen herramientas informáticas que nos garantizan la seguridad del ordenador mientras navegamos por el ciberespacio. Un procedimiento aún más sencillo consistiría en leer los comentarios de los usuarios que anteriormente se han bajado una película.
Respecto a las pérdidas económicas ocasionadas, tampoco estoy de acuerdo con las cifras aparecidas en su artículo. Si bien es cierto que las pérdidas pueden suponerse calculando el número de descargas, también lo es que muchos no comprarían lo bajado si tuvieran que pagarlo. Aun así, he de reconocer que el daño causado a los autores y productores es considerable e injusto.
Por último, me gustaría pronunciarme sobre el problema ético que ustedes han planteado. En principio, estoy de acuerdo con que descargar ilegalmente películas es poco honesto. Sin embargo, ustedes han centrado la atención en los usuarios que descargan las películas, siendo que es menos ético aún poner una película a disposición de todo el mundo. Lamentablemente, cualquier alusión al respecto brilla por su ausencia.
A pesar de estas objeciones, debo reconocer que artículos como el suyo
ayudan a los jóvenes a concienciarse de este problema tan actual, por lo que les
estoy agradecido. Espero que en un futuro cercano dejemos resuelto este
problema de una vez por todas.
Atentamente,
XYZ