Hace algunas décadas ser mujer era sinónimo de “esposa, madre y dueña de la casa”.
Ellos, los hombres, llegaban por las tardes luego de trabajar para ganar el “sustento familiar”
y eran atendidos por sus mujeres. Hoy todo es distinto, nosotras ganamos nuevos espacios,
seguimos creciendo...
Las mujeres hemos cambiado considerablemente nuestro universo de vida en comparación
con el de nuestras madres o abuelas. Nuestra exitosa irrupción en el mundo laboral
ha redundado en una inmensa superación personal que nos ha hecho más seguras y fuertes...
Nos sentimos orgullosas de nuestras capacidades, porque además de trabajar, muchas somos
también amas de casa, madres y esposas...
Esa multiplicidad de roles ha cambiado nuestra posición no sólo en la sociedad, sino
también en nuestro hogar y dentro de la pareja. 1 Si bien el cambio ha sido positivo
y enriquecedor para nosotras, por lo que la adaptación ha sido rápida y feliz, ¿estaban
los hombres preparados? Crecieron sabiéndose los proveedores, el sexo fuerte, y de pronto
desconfiguramos su mapa, no sólo cambiando la imagen débil y virginal que tenían de
nosotras, sino ocupando lugares y roles que les pertenecían... ¿Cómo les afectó? ¿Qué lugar
y roles ocupan hoy?
Ser hombre plantea (o planteaba) exigencias de la cultura patriarcal, obligaciones
y responsabilidades, no obstante, es necesario entender que el hombre no es un ser estático,
debe evolucionar, así como ha evolucionado el planteamiento femenino, y darse la posibilidad
de construir una nueva masculinidad. 2
La investigadora mexicana Lucero Jiménez señala que: “Los hombres crecieron
creyéndose duros, más preparados para la guerra y la muerte que para el matrimonio
y el cuidado de los hijos. Pero la tendencia de que las mujeres tengan una presencia creciente
en el mercado de trabajo ha cambiado las cosas para ellos. 3 Hoy más varones se comprometen de manera más directa en la crianza de sus hijos y están cuestionando
el modelo tradicional de ser padre, que se asentó durante muchas generaciones”. Empieza
a surgir una nueva “generación de padres que intentan ser más cercanos y afectuosos, no sólo
sostén económico del hogar”, y para que este proceso se dé de manera fluida deben superar
y enfrentar aún cuestionamientos y condicionamientos de carácter social y cultural, a menudo
por parte de las propias mujeres.
Desde otra perspectiva, “tal vez les cueste asumirlo, pero ellos han ganado mucho con este
cambio en el rol de la mujer”, enfatiza la psicóloga Fabiola González. “Ya no arrastran
el terrible peso psicológico de ser los únicos responsables de alimentar, proteger, proveer...
Tienen más funciones dentro de la familia y, por eso, hoy son mucho más que los encargados
de traer dinero a la casa... Que, por si no lo habían notado, era el único rol que se les asignaba
socialmente hace algunos años”, aclara.
Por su parte, el psicólogo y especialista en parejas Francisco Ramírez señala: “La realidad
de hombres y mujeres, hoy que las estructuras sociales y familiares en todo el mundo se han
transformado de manera profunda, es muy difícil. Si hablamos de ellos, se enfrentan
a cambios que les exigen modificar patrones de conducta y establecer nuevas formas de
convivencia social con mayor equidad, algo para lo que no estaban preparados, y no tuvieron
tiempo suficiente para aprender y digerir, porque el cambio de la mujer fue drástico
y radical”. 4
Según los estudios, problemas sexuales, separaciones, divorcios y otros males sociales,
tendrían en algún porcentaje relación con la dificultad que algunos hombres tienen en asumir
y aceptar el nuevo rol de su pareja.
Sin embargo, esto no quiere decir que las mujeres tengamos que volver a casa.
Por el contrario, debemos ser capaces de ver y hacer ver que no somos competencia, sino
complemento al asumir nuevos papeles y aunque a ellos les cueste asumirlo, en alguna
medida, ayudarles a “cargar” con el peso.
Compartir roles es parte del proceso evolutivo que arrastra este cambio social. Y aprender
estos nuevos roles, en ambos casos, es una tarea complicada, incluso agotadora, pero
enriquecedora sin duda alguna.